Ante las adversidades que se
presentan todos nos colocamos una armadura con diferentes propósitos,
esconderse, resguardarse, sentirse más fuertes, o simplemente pelear por el
bienestar de lo que más queremos; incluso cuando más vulnerables nos sentimos
tendemos a combatir por proteger a los demás, aún la creatura más delicada
puede convertirse en un caballero con capa y espada.
Cuando la sombra de la tristeza cubre
las tierras cálidas cubiertas de campos fértiles llenos de flores, devastando
el paisaje con el marchitar de sus habitantes, se alzan aquellos combatientes
que desean despejar las nubes de la tormenta que se acerca para hacer regresar
el resplandor del sol que se asoma de entre las montañas del horizonte
dibujando sonrisas de esperanza, todo esto puede ser posible aún cuando tu mirar demuestra lo destrozado que se encuentra tu interior.
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